LUZ que MADURA

EL HECHO POÉTICO
Samuel Trigueros

Hace cuatro años, en mayo de 2020, el mundo parecía estar en uno de sus tantos momentos finales a causa de la pandemia. Sumado a ello, los estragos interiores de un exilio forzado y otras circunstancias personales habían socavado mi espíritu y me habían sumido en un mutismo oscuro y desalentado. En medio de aquello, la voz de un amigo que sabía de mi estado insistía en que creara un taller de poesía en línea para conectar con otras personas a quienes, quizá, también les vendría bien buscar en la poesía y el contacto virtual algo de esperanza y una razón para continuar la vida sobre los frutos podridos de la muerte. Este amigo es Felipe Antonio Rojas Román, chileno a quien conocí durante un taller de poesía en la Universidad de El Salvador (UES), al que fui invitado para compartir mi experiencia poética con los alumnos de Jorge Haguilar y William Alfaro. La poesía y la humanidad de Felipe nos vincularon de manera especial desde el primer momento y comenzamos a cultivar un amistad que se consolidó cuando él estuvo una temporada viviendo en Tegucigalpa, Honduras. Felipe migró a España y yo, años después, a raíz del cerco de muerte que me impuso mi participación en el rechazo popular al Golpe de Estado de 2009, tuve que salir de Honduras de manera forzada y habitar el enigma y desarraigo del exilio. Nos volvimos a encontrar. Luego la pandemia; y he ahí el amigo con su exhortación inclaudicable a que creara el taller en mención.

Comenzé, sin mucho interés ni expectativas, el taller que decidí llamar Helecho Poético Internacional. Felipe buscó los primeros alumnos que se inscribieron. Pronto éramos un grupo que se conectaba desde lugares tan distantes entre sí como Honduras, Italia, Francia y varias ciudades de España. Se generó una dinámica no sólo pedagógica, sino también humana en el sentido de la cercanía, el respeto y la amistad que nos prodigamos, a pesar de estar incluso a miles de kilómetros unos de otros. Pronto olvidé mi reticencia a fundar el taller. Cada encuentro era un oasis esperado semanalmente. La poesía había operado un milagro y nos había extraído de la depresión y vacío que supone un mundo en crisis que intentaba arrebatarnos todo. De nuevo tenía sentido concreto para mí esa frase tantas veces repetida y vaciada de significado: la poesía salva.

Aquel taller planificado para tres meses aumentó a seis, luego a un año. Cosas hermosa sucedían: amistades, deslumbramientos poéticos, libros que surgían de esa intensidad vivida a través de una pantalla. No todos se quedaron. Algunas de aquellas personas que comenzaron se fueron por el camino trillado y muchos seguimos por el otro que menciona Robert Frost, el que hizo toda la diferencia.

Después, gracias a la invitación de la Casa de Zitas de Zaragoza, creé el Taller Helecho Poético Zaragoza. Algunos alumnos formaban parte de ambos: de éste y del Taller Helecho Poético Internacional, en el que se encontraban con personas de otras partes del mundo para conversar, analizar y crear poesía: experiencia importante que, en sus casos, rompía con la endogamia poética de que adolecen muchos, acomodados en el sofá para leerse sólo entre «ellos», apartando la vista de otras realidades y poéticas.

Hace dos años, en la ciudad de Caspe, animado por Merche Llop, Participante de ambos talleres, comenzamos los ciclos de talleres Helecho Poético Caspe. El primer año con chicos y chicas del IES Mar de Aragón; y el segundo año con ellos y los alumnos del colegio Santa Ana. El propósito fue crear un semillero
de pequeños creadores del cual, quizá, podrían surgir los relevos poéticos de la ciudad caspolina del Compromiso.

Así han pasado cuatro años, que se cumplieron en mayo de 2024. El mundo continúa en otras crisis (o en las mismas de siempre), pero la poesía sigue siendo un coto de belleza y esperanza que encuentra su reflejo en estos talleres que ya forman parte de nuestras vidas y de la dinámica cultural de Zaragoza y de otras latitudes.

Desde el principio se «jugó» con la idea del helecho que extiende sus frondes y refresca el panorama (poético en este caso) con su presencia, pero también con la asociación fonética de que la poesía es un hecho en constante construcción; es decir, el hecho poético. De modo que, finalmente, el nombre es Taller Elhecho Poético.

Pasados estos años de trabajo en los tres talleres —Internacional, Zaragoza y Caspe—, es evidente que este proceso creativo dejó de ser un proyecto y se ha convertido en un hecho poético pleno, del que han surgido (porque a sí mismos se han encontrado en la poesía) nuevos nombres que comienzan a consolidarse en el paisaje de la poesía, como el caso de Marisa Morata Hurtado (ganadora del XX Premio de Poesía Dionisia García de la Universidad de Murcia, con el libro Perspectivas del incendio), María Martín (ganadora del I Premio Internacional de Poesía Joven «Ángel Guinda», por su libro Deshabitar el cuerpo), el mismo Felipe Antonio (premiado en el XII Concurso Internacional de Poesía y Teatro «Castello di Duino»); y los demás alumnos que, continuando con la consolidación y maduración de su proceso creativo, como Consuelo Arrigada, Merche Llop, Montse Grao, Teresa Palomo, Teresa Ramos Rabasa, entre otros, ya son considerados como poetas cuya obra merece ser leída y reconocida.

En 2022 se presentó la primera antología poética del Taller Elhecho Poético Zaragoza, con el nombre GERMINAL (homónimo de la novela de Émile Zola), dado que en aquel momento muchas
cosas que ahora son realidad del taller y de sus poetas estaban en proceso de germinación. Ahora, en 2024, se entrega a los lectores esta nueva antología titulada LUZ que MADURA, que reúne poemas de, prácticamente, todos los alumnos de los talleres Elhecho Poético Zaragoza y Elhecho Poético Internacional que forman o han formado parte de ellos. Evidentemente, consideramos que la luz que trajeron estos alumnos al taller ha pasado de la germinación a la maduración, por lo cual el título de esta antología. Hay que decir que los chicos y chicas del Taller Elhecho Poético Caspe —a quienes cariñosamente decimos «Los Elhechitos»— publicaron, con esta misma editorial y con el apoyo del Ayuntamiento de Caspe, su libro antológico AGUA HIPNOTIZADA, el cual presentaron en el recital de cierre de la tercera edición del Festival Internacional de Poesía de Aragón-FIPAR 2024.

Una antología de alumnos de talleres normalmente presenta textos de mediana calidad (salvo excepciones), partiendo de la premisa de que son producto de ejercicios de creación poética desarrollados en clase; pero, tanto Germinal, como Agua hipnotizada y Luz que madura contienen textos que, en su mayoría, trascienden la idea de un boceto de poema y alcanzan un nivel de calidad poética excepcional.

Los autores y temas de la antología Luz que madura son tan diversos que el abordamiento que hacen en sus poemas de los temas personales y universales de la poesía es un caleidoscopio de matices y profundidades en el cual, seguramente, encontraremos un reflejo para reconocernos muchas veces y de múltiples maneras.

No me queda más que agradecer a todas las personas que han formado y forman parte del Taller Elhecho Poético por permitirme acompañarles en su camino de descubrimiento de la poesía y de ellos en ella, como yo también me encuentro en su misterio cada día.

Zaragoza, 3 de junio de 2024

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